Practicar Scrapbooking es practicar al mismo tiempo multitud de otras manualidades tan diversas como la estampación y el troquelado, y de todas las dificultades que van desde la más sencilla como el simple recorte de figuras hasta la más complicada como el repujado. Sin embargo, el empleo de unas y otras dependerá en gran medida del resultado final que se busca (simple o sofisticado) y de los materiales de los que se dispone. Para empezar sólo hay que tener en cuenta una organización y diseño lógicos para que no resulte una composición demasiado recargada o difícil de entender. Ideas tan simples como seguir un orden cronológico siempre darán buen resultado, pero otras opciones como la temática, los amigos, la familia, las fiestas... son buenas alternativas.
Las fotografías se pueden colocar simplemente con marcos o bien rasgadas o recortadas en zig-zag u otras formas. Otros procedimientos más complejos serían crear composiciones de mosaicos, espirales o figuras geométricas a partir de varias fotografías.
Imaginad estas señoras del orden, en un álbum de recortes de los años 1900
O inmortalizar a este elegante agente del orden.
Fuente: AvaxNew.comEl empleo del color y los elementos decorativos son esenciales en el resultado final. Pero nunca hay que olvidar que lo realmente importante son las fotografías y, por tanto, éstas deben ser las protagonistas del álbum y la historia que se quiera contar. Un buen método para esto es incluir etiquetas o pequeños párrafos, que describan brevemente el contenido de la fotografía a la que acompaña.

En definitiva, las técnicas más empleadas son el recorte y pegado, el rasgado, el troquelado, la estampación, la texturización o embossing, el repujado, la colocación de remaches y ojales, la costura, la confección de etiquetas y el estarcido, entre otros.







